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domingo, 7 de abril de 2013

Obituario: Lorenz Schell


- "[...] Ich würde aufstehen am Morgen und erinnere bewundert an die Landschaft und die Abenteuer, die ich verwendet, mit Choliz Jahren Aktien in der Schweiz. VERDAMMT SCHEISSE WARUM diese whore Chóliz hat mich verlassen [...] "
Muchos de nuestros lectores seguro recuerdan con cierta estupefacción las que fueron las últimas palabras escritas del “vislumbrador del nuevo siglo”, Loren
z Schell antes de su penosa muerte víctima de la demencia y la cirrosis.
Un texto cargado de odio, escrito a mano y del que hemos extraído sólo lo necesario para dejar claro el profundo odio que Lorenz mostraba cuando la muerte esperaba cercana al filósofo alemán.
Misoginia, nazismo e intolerancia eran los factores preponderantes en su última obra, inacabada, titulada “Frescos amaneceres en mi casona de Friburgo” (“Frische Sonnenaufgänge in meinem Haus in Freiburg“). Lo curioso según Freder Solano, hijastro de la esposa colombiana que Lorenz tuvo en la écada de los 80 es que el texto contiene profundas aristas y pronunciados cambios en la narración: “-es como si Lorenz sufriese de alucinaciones y doble personalidad al final de su existencia, trataba de escribir una obra para quedar en paz con el mundo y sin embargo su parte enajenada se lo impidió...“
Tres años antes de morir recuerdo que llamó a nuestra redacción y nos propuso una última entrevista a la que acudimos raudos pues Lorenz andaba alejado de los medios desde décadas atrás, atrincherado en un viejo hostal llamado Ursula Canalis en la ribera del Volga.“-Nos recibió con un enorme plato de espaguetis sin cocinar, aún crudos, los comía mientras cantaba, decía en alemán que eran suyos, que nadie se los quitaría [...] estaba desnudo, a veces sollozaba y decía que lo sentía, que quería hacer la entrevista...“- recuerda Ray Carlson, entonces un emprendedor reportero enviado con urgencia por nuestra redacción ante aquél aparente jugoso ofrecimiento.
Lorenz Schell falleció en febrero de 1992, después de 3 años encerrado en aquél hostal. Cuentan que sólo escribía y escribía, incluso a veces no rellenaba su plumier, por lo que más de 230 páginas de su última obra han quedado simplemente“marcadas“ por una punta de hierro que trataba de transmitir sin éxito sus nublos pensamientos.
Fue necesaria una gran labor y tratamiento posterior de sus textos usando modernas técnicas para desentrañar el contenido de su testamento literario, descubriendose esa primera frase que hemos citado en nuestro artículo al final de la última página del mismo.
En esa frase habla como es lógico de su última mujer, Choliz, a la que pese nunca reconocer como tal, sí que reservó en su testamento parte de su herencia, incluída su gran mansión en Colombia. Tal y como nos dice Freder Solano “-yo ahora vivo de prestado por culpa de la enajenación final de mi amado padre, Choliz aceptó todo sin regañadientes y se mostró incluso contenta de que Lorenz la nombrase al final de su obra, aunque fuera sólo para insultarla gravemente“
Ahora puede tener en exclusiva esta obra errática y tremendamente caótica, aunque al mismo tiempo histórica, que marca el final del gran potenciador de la filosofía neoclásica en alemania en la década de los 60 por tan sólo 98,90 euros. Símplemente envíe un mensaje a La Filosfera, usando nuestra caja de comentarios, y te enviaremos lo necesario para adquirir en brillante encuadernación el final explosivo de un hombre explosivo como siempre fue Lorenz Schell.


Lorenz Schell, última foto conocida
Jensen Castro

jueves, 19 de abril de 2012

Kim vuelve a casa


De pronto las telarañas del viejo telégrafo se sacudieron y los insectos que las moraban huyeron despavoridos por las vibraciones. No podía ser, ¡la vetusta reliquia volvía a funcionar una vez más!
Convertida en difunto testigo de tiempos más simples, llenaba la estancia con un vivo y resucitado "pi pi pii pi piii" que nos transportó inmediatamente a tiempos de juventud, a actividades clandestinas en los que la filosofía se abría camino alternativo a través de las barreras de la modernidad y la burocracia.

Tras el éxtasis inicial corrimos al aparato, sabiendo que sólo podía significar una cosa ¡Jeong Kim, el filósofo norcoreano volvía a nuestras vidas!

Encerrado en una prisión y condenado a trabajos forzados de por vida, como todos sabrán, por su libro "내가 여기 책임 질게!" que traducido viene a decir "¡Aquí mando yo!". La famosa frase que en él se contiene "El poder siempre ha existido y existirá con un objetivo claro: llenar los resquicios de la sociedad y aglutinarla en un frente común. Dividirlo es negar nuestra esencia de seres gregarios y sólo serviría para debilitar al conjunto. Extirpar por tanto lo subversivo de la sociedad que impide que el poder llegue al último rincón es tarea primordial", fue una de las claves para entender los disturbios de Kaesong de 1976.

El Gobierno de Kim Il Sung lo aprehendió por temor a la tremenda popularidad que estaba alcanzando el pensador, irónicamente fue una aplicación práctica de sus propios principios, y un ejemplo claro de cómo la filosofía irradia nuestras vidas en ocasiones sin saberlo.
Siempre creímos que moriría en la cárcel, pero por lo visto la política de clemencia del nuevo Gobierno lo había liberado,

Tradujimos sus primeras declaraciones provenientes del telégrafo, único medio por el que no era controlado: "Este Gobierno es un blando" fueron sus palabras. Típico de Jeong, fiel a sus principios aunque le conduzcan a la muerte.
Sus planes más inmediatos son volver a la región de la que proviene, Ryangang, donde los ecos de sus palabras aun resuenan desde los años 70 "y luego ya veremos..." manifiesta enigmático.

Aunque no compartamos su visión del mundo, damos la bienvenida entre nosotros a Jeong Kim, que siempre enriquece el debate filosófico aportando un punto de vista autoritario, y le deseamos mucha suerte en todos sus proyectos.


Los seguidores de Kim le esperan en su localidad natal con velas de la suerte


Ray Carlsson

lunes, 9 de abril de 2012

Pub Lunquer Funker, un remanso fiolosófico en mitad del caos

Los amantes de la filosofía están de enhorabuena, por fin un lugar lejos de las miradas indiscretas de los incultos ciudadanos de a pie ha sido erigido en la ciudad de Buenos Aires para satisfacer las necesidades de los más festivos y románticos, los filósofos Luqueiros, nacidos de entre las agrestes y calizas rocas de la pampa argentina y repudiados, masacrados y menospreciados hasta la saciedad por la comunidad filosófica del cono sur hasta hace escasas generaciones.
Joanquin Lunqui, uno de los más implicados en el proyecto y accionista mayoritario del establecimiento lo deja claro desde el inicio: “Que ningún colorado hijo o hija de pachecos se digne a venir por aquí, nuestro derecho de admisión es exclusivo y excluyente” y es que como nuestro lectores asiduos sabrán, los pachecos fueron los principales detractores de esta extraña corriente allá por los años 70, en plena expansión de las drogas recreativas clorhídricas, el gran factor común y el pistón que movía el engranaje exhortativo de los Luqueiros.
“Predicamos el amor libre y el intercambio de fluidos de forma tal que de las posturas que nuestros miembros, en sentido literal, puedan adoptar, se creen letras, y en base a esas letras indagamos en torno a los mensajes que la diosa sílfide pueda enviarnos desde su remanso de inestabilidad”
Sí, por supuesto, la frase más famosa de los Luqueiros preside el establecimiento, frase dicha el 6 de diciembre del año 76 por el malogrado Pilches Cadence, presidente de la asociación “Descubra a los Luqueiros” y gran difusor de esta corriente en su momento de más auge.
La frase no fue escueta, y el tablón que la sostiene ocupa todo el largo de la barra del local, unos 14 metros
aproximadamente.
A la derecha, sofás de dudosa inclinación horizontal y orificios varios sirven de sostén para aquellos que se agolpan en torno a las mesitas, sobre las que se sirven los más diversos platos y riegos.
La iluminación es quizá lo más interesante de este extraño y postmodernista entorno “buscamos confundir, no hay luces que brillen durante más de tres segundos, y tenemos colocados unos 230 leds en la sala, es por ello que se alcanza casi sin proponérselo este estado de éxtasis tan fácilmente” comenta el interiorista Feddy Rolando.
La confusión se torna casi en sodomía si observamos los extraños puntales que cada dos o tres metros adornan el local. La forma fálica, como es lógico no es casual, aunque Freddy insiste en que son homenajes de carácter floral a Sílfide.
El ambiente del local queda culminado con la música que Dj Coco, contratado durante casi un mes como gran atractivo para la inauguración del Lunquer, remezcla y remezcla hasta la saciedad.
Cuando salimos del local lo hacemos transtornados y confusos, la filosofía Lunquiana es difícil de conceptualizar y de comprender en su conjunto, sus premisas no, clarificadas de forma decisiva con un cartel al que no pude evitar hacer una foto:
Jensen Castro

miércoles, 4 de mayo de 2011

Back to society

We just came back.

Our arrival to society again is being tough, both phisycally and psychologically, although the worst part is over.

Along these months we have been experiencing as many extremes of human feelings as there can possibly be.
From the abysmal lonelyness of a dark well, to the oppression of a crowd created entirely by your mind, passing through the rabbit´s warren.
From the pure sadness of the funeral of your own dad, to the euphotia of the wildest rave-party, all of it in seconds-time.

All was useless to shut our moaning pain up.

We have tested our boundries as human beings, and even today I am not sure wether we are the same persons that started this blog or not . We feel our souls have been struggled out of our bodies, and any innocence left in our grown up spirit has gone with it.

We have had much time to think, and we have came to the conclussion that we have to move forward to regain our confidence. Nowadays we are just an empty frame, an efficient automaton with the only weapon of the mind. If this is the only thing we have left, we will use it. With it´s help we trust we can feel alive again.

Our first step consisted in burning all our words written during this time, all the theories we made up, the hypothesis we planted, the experiences we had as we experimented several drugs at the same time, all on fire. As the phenix, we will reemerge from the ashes to start again. Maybe other people will come to the same conclussions soon, maybe not, but our only duty now is to forget... and to forgive.

As once our colleague Avid Vamiso said "The greatest good for anyone is a disturbed mind", so our gift will not be wasted in vain depressions and we will be on anyone who could possibly need us.




Ray Carlsson

lunes, 8 de noviembre de 2010

La carta


Queridos lectores, todos aquellos asiduos al mundo de la filosofía y a la imaginería que entreteje su tapiz ya lo habréis escuchado, incluso puede que a algunos aun os dure la resaca de la celebración por la noticia, sin embargo es de justicia que se dé a conocer aquí también, donde todo empezó:

EFE (Hong Kong)

El mundo de la filosofía se ha visto fuertemente impactado en las últimas horas por una misiva enviada a la sede de los más prestigiosos medios en la materia con un contenido esclarecedor en lo referente al “Caso Patterson”.
El contenido del documento ha requerido para su entendimiento de la ayuda de traductores expertos, pues, en consonancia con las costumbres de ambos filósofos, el texto fue remitido en el idioma autóctono de la zona, que parece ser un extraño dialecto del hindi, lo cual sin embargo no ha servido para conocer el paradero de los desaparecidos de forma precisa.

Según el analista de tipografías Guillermo L., “los trazos de los caracteres denotan un
pulso frenético, incontenible, lo cual unido a las marcas de sudor, sugiere que el autor de la misma sufría una especie de arrebato de creatividad, motivado quizás por la ingesta de algún estimulante de tipo opiáceo que le obligó a expresarse apresuradamente de forma escrita”.

Lo cierto es que la carta en sí misma no despeja ninguna pregunta en torno al estado de ambos filósofos, pese a dejar claro que se encuentran en un hospital o centro de recuperación. Concha Lora, directora de los servicios médicos de la Comunidad Valenciana y experta en el trato con pacientes que sufren intoxicaciones, comenta que “lo más probable es que se encuentren al noreste de la India, la zona más deprimida del país, donde aún es habitual el tratamiento de los pacientes con sustancias procedentes de alcaloides naturales.”

A continuación, les remitimos la carta en su idioma original

"कोई भी आदमी मर जाता है क्योंकि उसके खून पत्थर, के लिए बिजली की रोशनी अभी भी अधिकारी सोचा ..."
हमारे प्यारे दोस्त Yetta Herebert हमारे घुमावदार सड़क रोशनी के शब्दों में, हाल ही में इंतजार कमरे, नीला पीला टाइलों और लगता है कि स्टाफ के अंत का सूत्रपात.
हम आदी हो गए हैं.
हार अक्सर हमारी नकारात्मक दृश्य में एक दैनिक तत्व हाल ही में हिट के साथ विकृत अभी चंगा नहीं है. और फिर भी, अभी भी जिंदा है.
जेन्सेन, रे. एक साथ.
यह क्या बात नहीं है जो एक आम आंसू लिए रास्ता देती है, दाग चेहरे एक अस्पताल के बिस्तर के बगल में सर्कल में. तुम सब करने के लिए, धन्यवाद, आप जीवन के लिए रेल "कि समाज के बीच प्रदान करता है हमारे शरीर गाइड जारी रखने के लिए धन्यवाद. हम रखने के लिए धन्यवाद का समर्थन है कि इस ब्लॉग के पाठकों हम इतने सारे स्थानों से पोस्ट कर रहे हैं के बारे में जानकारी दी.
पिछले महीने किया गया है ... और क्या देता है, तुम्हें पता है. शब्दार्थ कोश रंगाई के लिए शुद्ध दर्द इतना भावना जरूरी है.
पीटा, हर ईंट के लिए हमारे दिल में घायल दार्शनिक ... कब्रिस्तान लेकिन जिंदा से गायब हो गया.
वह पहले कभी नहीं जीता था, और कभी इसे फिर से करने लगता है, लेकिन मैं सब कुछ मेरे पास है पर विश्वास नहीं है. हम एक भयानक चेतावनी मिल गया है, अंतिम क्षणों से पहले फट. काफी देर तक हमारी रक्षा के लिए और हमारे सामान और आत्मघाती कार्य विवेक के लिए हमारे दार्शनिक मित्र Skder Bergan से छोटे गियर ड्राइव भरने के लिए निर्वाचित इकट्ठा होते हैं. एक समकालीन ग्रीक त्रासदी के बचे. भयानक उनके मांस के लिए तंग और कहानियाँ एक eschatological पतन की आंत में जख्म के साथ rapporteurs पत्र का पहाड़, कोई नहीं बच, कोई उम्मीद नहीं के शीर्ष पर होता है.
लेकिन जीवित.
हम जल्द ही वापस आ जाएगी.

CARTA ORIGINAL EN CASTELLANO

“No muere el hombre por ser piedra sus venas, por poseer su eléctrico pensamiento aún luz…”
La frase de nuestro queridísimo amigo Herebert Yetto alumbra nuestro tortuoso camino, últimamente poblado de embaldosadas salas de espera, de neones de pálido azul y de sonidos que presagian el fin de un mundo..
Nos hemos acostumbrado.
La derrota suele ser un elemento cotidiano desde nuestro negativo punto de vista, deformado con golpes recientes, aún no sanados. Y sin embargo, seguimos vivos.

Jensen, Ray. Juntos.
Qué poco importa quién da forma a la lágrima común, recubierta de caras agazapadas junto a la cama del sanatorio. Miradas expectantes atraviesan nuestra piel a diario.

A vosotros, gracias, gracias por seguir guiando nuestros cuerpos entre los raíles vitales que proporciona la tumultuosa sociedad. Gracias por mantenernos informados del apoyo que los lectores de este blog nos están enviando desde tan diversos lugares.

Los últimos meses han sido…, qué mas da, todos lo sabéis. Para qué teñir de involuntaria semántica un sentimiento tan dolorosamente puro.
Derrotados, heridos en nuestro corazón por cada ladrillo desaparecido de nuestro
santo campo filosófico. Parece que cada uno de ellos hubiera sido usado para lapidar nuestra alma. Pero…aun respiramos.

Nunca antes había robado, ni nunca creo que lo vuelva a hacer, pero no os creáis todo lo que os cuentan. Aquí no caben justificaciones vacuas.
Nos llegó el terrible aviso instantes antes del brutal estallido final. El tiempo suficiente para protegernos y recoger nuestras pertenencias y en kamikaze acto, llenar de bártulos el pequeño auto de nuestro amigo filósofo Bergan Skder.

Como supervivientes de una tragedia griega contemporánea.
Como relatores de cuentos sanguinolientos ceñidos a sus propias carnes y cicatrizados hasta las vísceras mediante un derrumbamiento que se produce en la cumbre de las letras, sin escapatoria, sin esperanza.

A la deriva, pero vivos.

Volveremos pronto.


Holden Morewey


Centro fitosanitario modelo acuamóvil típico del noreste de India.
Encargado de un área de 7000 yardas.

martes, 2 de noviembre de 2010

Hace tan sólo unos días se produjo la detención de uno de los impostores más buscados por las autoridades desde hace unas semanas.
El detenido, que responde a las iniciales de D.B.A, de nacionalidad neozelandesa, ha sido acusado de suplantar la imagen del eminente, laureado y polémico filósofo turco, Îkar Türtakthan.
Al parecer, D.B.A utilizó el nombre y datos del profesor para participar en coloquios de dudosa calidad, aunque versiones de terceros aseguran que detrás de esas intenciones “emprendedoras”, se encontraban objetivos mucho menos etéreos, puesto que el detenido se prestaba a hablar con damas que, sin duda, se sentían atraídas por el poder que conlleva codearse con Türtakthan, famoso, a parte de por sus polémicas teorías y trabajos, por serle atribuída una gran virilidad. No en vano, el estudioso es conocido por ser polígamo.
A continuación, trasladamos las declaraciones de una de las víctimas de este farsante, que esperemos sea gravemente penado.

“Conocí a este impostor en una de las fiestas regionales de mi localidad. La verdad es que parecía impensable que el profesor se dejase caer por esta convención, puesto que no goza de una gran reputación, dada la baja calidad del alumnado que a la misma asiste. De hecho, mucha gente acude simplemente atraída por el ambiente festivo, más que por el intercambio de impresiones en los escasos coloquios que se desarrollan.
Hubo un momento en el cuál me acerqué a una de las carpas, la destinada a agasajar a los invitados. Había un grupo de 4 o 5 personas, yo iba preguntando por un compañero, ya que lo había perdido de vista. Tras inquirirles, éste impresentable contestó –no sé si lo encontrarás, pero me has encontrado a mí, soy Îkar Türtakthan.-
Lo que sucedió a partir de ese momento no lo recuerdo muy bien, pues mi estado no era el mejor, como digo, mucha gente, entre la que me incluyo, acudimos más por el ambiente festivo que se respira que por cualquier otra causa.
Fue terrible.”


Sin duda, un desgarrador documento que ejemplifica acerca de lo mucho que se puede desear la posesión de los atributos del controvertido filósofo.

La foto del detenido que ayudó a la policía a identificarle

Jensen Castro

domingo, 24 de octubre de 2010

La huelga llega a su fin...


Saludos lectores de La Filosfera, antes de nada permítanme presentarme. Mi nombre es Jeremiah Golgotha y les escribo por mandato expreso del sr. Jensen Castro, dada su incapacidad para hacerlo por sí mismo, tal fue el desenlace de la huelga. Mi oficio no es otro que el de periodista, y como profesional independiente del "Daily Scathology" soy observador imparcial de los sucesos, aunque reconozco la simpatía y el afecto que he desarrollado por los manifestantes, y en especial por mi tullido amigo Castro, en estas últimas semanas.
Sé que no podré llegar a los vuelos literarios de mis antecesores en este blog, y tampoco aspiro a ello, de hecho muchos han sido los que han tildado mi estilo literario de extraño, pobre e incluso basura, pero tengo algo que adorna más que cualquier otra cosa: la verdad sobre el Patterson Moore Highschool.


TRAGICOMEDIA EN EL PATTERSON MOORE: DEUS EX MACHINA

Un inquietante runrún había recorrido los puestos informativos durante los últimos días: la huelga se aproximaba a su fin. Los casi 30 días de suplicio que habíamos vivido esperando algún acontecimiento digno de narrar mientras los “Héroes del Patterson Moore” (como ya los llamábamos algunos) continuaban su encomiable lucha.

Lo más curioso es que, entregados alegremente a este ejercicio de sodoma y gomorra, nadie conocía realmente las causas por las cuales se iba a dar por terminado el encierro. Los más atrevidos afirmaban que el canibalismo y la coprofagía estaban comenzando a aflorar en el seno de los protestantes. Otros defendían que el hedor a excrementos y orín resultaba insoportable. Y los más siniestros aventuraban

que el viejo demonio del quinto infierno, Escalopeth, había sido invocado por cierto sector ocultista camuflado vilmente entre los habitantes del Patterson, pretendiendo desestabilizar los estómagos de nuestros protagonistas.
Sin duda alguna, no eran más que falsas habladurías para desacreditar y ensuciar la reputación de aquellos hombres que aguantaban firmemente los crueles mazazos del destino, habiéndose cobrado ya dos trágicas víctimas: el querido monito Poppy (todo un símbolo de rebeldía para la posteridad) y Ronneld Povolskimov, una de las figuras fundamentales de la revuelta.

Pero nadie queríamos creer que el fin de la huelga se debiera realmente a la rendición de Jensen y Ray. ¡No! ¡Dos líderes como ellos no podían defraudar a toda una nación y al planeta entero! ¡Cientos, miles, millones de personas seguían en vilo el desenlace de una historia que, irremediablemente, marcaría un antes y un después en la historia de la humanidad! ¡Hechos que inspirarían el pensamiento vital en adelante! ¡La batalla del hombre contra él mismo! ¡La esperanza del mundo libre!

Nada más lejos de la realidad, el desenlace de todo esto vendría propiciado por un acontecimiento inesperado por todos, que conllevaría fatales consecuencias para los implicados…


La mañana del día 30 de encierro desperté al alba, sobresaltado por un tumultuoso gentío que parecía congregarse en los aledaños del recinto informativo, y por un lejano soniquete de trompetas anunciando algo que, por el momento, no alcanzaba a comprender. Presto, debiéndome a mi sagrada profesión, me lancé hacia el exterior de mi tienda de campaña. Lo que presencié entonces me dejó sin habla...

Una inmensa horda de periodistas y curiosos se arremolinaba en la explanada que enfrentaba el majestuoso Patterson Moore, alzando todos la vista hacia el horizonte, lugar por el cual una lánguida esfera solar comenzaba a asomar tímidamente. Sin duda, negro presagio de lo que instantes después acontecería. Pues lo que aquella gente observaba no era sino un auténtico ejército de muyahidines kartianos, que marchaban como autómatas al son de unas inquietantes trompetillas. Un batallón de filósofos enajenados marchaba a la guerra, ataviados únicamente con sus ropas interiores, mientras entonaban un turbador y escalofriante himno bélico que decía:

And why may I not love Johnny?

And why may Johnny not love me?

And why may I not love Johnny

As well as another body?


Y en medio de la expedición apocalíptica, alzado sobre un viejo camastro de lana, se erigía Suritz Maanwill.

Sí, el mismo Suritz Maanwill que asistió a la Escuela Andinno Flatxon junto a Jensen Castro y Ray Carlsson. El mismo que siempre les envidió por el temprano desparpajo y soltura filosofal que mostraron mientras él, menos dotado intelectualmente y con una capacidad verbal propia de un homo habilis, se esforzaba en vano por destacar. El mismo al cual Jensen y Ray habían puesto en ridículo una y mil veces en cientos de conferencias a lo largo y ancho del globo. El mismo que había jurado y perjurado una y mil veces, alzando el puño, tomar su venganza contra “edseee parrr daaa mhammones kultziaaaatanos”.

Iniciador de la corriente denominada “Puritanismo Existencial de la Doctrina Oshmoldiana” (o simplemente P.E.D.O), había fundado hacía unos pocos años un grupo extremista cuasi religioso y altamente intolerante llamado “Los Azotes de Zismarck”, en referencia al radical filósofo alemán Igor von Zismarck, padre de algunas de las teorías más agresivas y drásticas del mundo del pensamiento, y autor de la célebre máxima “mis ideas son las únicas verdaderas; pero sólo llegan a entrar en las cabezas que quedan enteras”.

Los Azotes estaban constituidos por un buen puñado de sabios y librepensadores de dudosa reputación y capacidad a los que Suritz había conseguido atraer bajo la promesa de un futuro reinado en el mundo de la filosofía. Para asegurarse su plena y total devoción, les ofreció además cantidades ingentes de una droga experimental llamada “Aristótela”, bastante común entre filósofos, artistas y políticos; una droga que circula fluidamente por el mercado negro, elaborada a partir de restos de cocaína cortados con distintas especias.

Desde luego que la huelga de hambre no pasó desapercibida para el archienemigo de Jensen y Ray, quien se debió irritar sobremanera ante la fama que sus rivales estaban cosechando, transformados ya en figuras de referencia social, mientras que él todavía necesita de un asesor personal para limpiarse los hilillos de saliva que continuamente le resbalan por la barbilla.


Retomando los hechos que nos ocupan, de aquí en adelante los acontecimientos se sucedieron de forma extremadamente rápida y confusa. Los Azotes llegaron al límite del cordón policial, mientras la numerosa multitud ya congregada esperaba, impaciente, a conocer el desenlace. Y, sorpresivamente, los pocos agentes de la ley allí presentes les dejaron pasar al patio del recinto como si nada… ¿Complot? No sería descabellado pensarlo, puesto que al Gobierno le había dado un enorme dolor de cabeza el asunto del Patterson, y si podían librarse de él cuanto antes, mejor.

Tras ellos, algunos periodistas intentamos abrirnos paso, pero la policía nos lo prohibió. Estaba claro que su misión era ocuparse de que, fuera lo que fuese que tuviera lugar dentro del instituto, se quedara tras esas paredes. Nadie pudo avisar a Jensen, Ray y los demás de lo que se les venía encima.

Apostado frente a la puerta del complejo estudiantil, y bien escoltado por sus seguidores, Suritz Maanwill dedicó una efímera mirada a la arcaica estatua de Patterson Moore ubicada en un lateral, y tras dedicarle un escupitajo, dio inicio a la invasión del instituto.

Los fanáticos ilustrados derribaron la puerta e irrumpieron en el hall chillando y corriendo. Gritos, golpes, caídas de muebles, extraños gemidos, comenzaron a brotar hacia el exterior.

Sillas, mesas, libros y otros objetos comenzaron a volar a través de las ventanas del Patterson, los cristales por los aires. Muchos de los okupantes abandonaron el lugar como pudieron, ensangrentados y lesionados. Llo estaban destrozando todo, y yo no podía quedarme de brazos cruzados, así que eché a correr hacia el Patterson. Y cuando faltaban unos pocos metros para alcanzar la entrada, uno de los uniformados se giró y me golpeó en la cabeza con la porra, caí inconsciente sobre la hierba.

Lo siguiente que recuerdo es despertar tendido aún en el césped, con una cálida sensación en el rostro. Elevé la vista hacia el Patterson, y comprendí el por qué: el edificio comenzaba a arder desde el interior, y las llamas asomaban ya por algunas de las estancias. ¡Lo habían quemado todo para que no quedara ninguna prueba! A saber qué barbaridades habrían pertrechado tras sus muros…

Miré fugazmente al otro lado de la calle, y pude comprobar que Suritz y sus acólitos se habían esfumado. Las primeras sirenas de los apagafuegos y las ambulancias se escuchaban en la lejanía. Y, mezclados con la muchedumbre que inundaba la vía pública, decenas de huelguistas malheridos dirigían su perdida mirada al instituto, aturdidos y sin comprender porqué aquellos desconocidos habían echado todo a perder.

Fue entonces cuando un pensamiento atravesó mi mente: ¿dónde estaban Ray y Jensen? Según me informaron compañeros de profesión, ya se había evacuado a todo el mundo, y se había trasladado a los más graves a hospitales, aunque resultaba complicado identificar a muchos de los heridos, dado que la mayoría se encontraban inconscientes o en estado de shock, y en una situación física bastante precaria (a los daños sufridos en el combate se sumaban las consecuencias de la larga huelga de hambre).

Tras recorrer algunos de los centros sanitarios cercanos, suspiré parcialmente aliviado: Jensen se recuperaba en la UVI de las graves heridas ocasionadas en la reyerta. Pero, al hablar con él, un mar de dudas e incógnitas inundaron mi cada vez más confusa razón: el ataque había sido a todas luces premeditado, de ahí que un insistente rumor acerca del fin de la huelga circulara días antes. El propio Jensen se hallaba confundido, y encontraba inexplicable la presencia de Suritz Maanwill en los eventos.

Le habían intentado asesinar, dos puñaladas había recibido en abdomen y pecho lo probaban. De hecho, nadie había fallecido en el transcurso de los acontecimientos, y las únicas lesiones de los huelguistas se limitaban a golpes recibidos por puñetazos, patadas y algún que otro objeto contundente improvisado.

Pero a Jensen le habían atacado directamente con un cuchillo. Sólo a él. Y luego lo habían quemado todo para borrar cualquier evidencia. Por poco, pero mi colega el filósofo había salido de esta.

¿Y Ray? Ni rastro. Tras llamar a todos los hospitales de la zona, pude constatar que no se encontraba entre los heridos del Patterson. Tampoco Jensen ni ninguna otra persona a la que se interpeló le había visto abandonar el edificio antes del incendio. Pero los bomberos aseguraban no haber encontrado ningún resto humano entre las ruinas.

Una vez conocidos por todos los sucesos efectivamente acaecidos, varias son las cruciales preguntas que me asaltan: ¿Por qué Suritz y sus Azotes? ¿Simple envidia, o había motivaciones de mayor índole ocultas en la sombra? ¿Y por qué le apoyó el Gobierno? ¿Tanto riesgo asumieron las autoridades únicamente para terminar con la huelga, o existían otras causas más inquietantes y difusas tras ello? ¿Qué abominables hechos habían tenido lugar tras los muros del Patterson Moore? ¿Quién intentó matar a Jensen Castro, y cuáles fueron sus motivos? ¿Al final las muertes de Poppy y Povolskimov han sido en balde?

Y, sobre todo, la cuestión más importante de todas: dónde estás Ray, dónde estás…

Jeremiah Golgotha


Suritz Maanwill, en una conferencia en Tánger (imagen de archivo)

Jensen Castro